Nacida en Villahermosa, Tabasco, Angélica Jiménez Pérez es una mujer que ha dedicado su vida a honrar y continuar un legado familiar profundamente arraigado en el bienestar social. Como líder, esposa y empresaria, su enfoque ha sido no solo preservar, sino también innovar en un entorno lleno de desafíos y cambios constantes. Su historia es un testimonio de cómo la dedicación y el compromiso pueden trascender generaciones, influenciando positivamente a todos aquellos que la rodean.
@ LEDA RODRÍGUEZ FOTOGRAFÍA: MIGUEL VILLABA
Durante los últimos siete años, Angélica ha liderado con firmeza y visión el proyecto que le fue confiado tras la partida de su esposo, Eduardo Caballero Correa, y su suegro, el químico Ernesto Caballero González, ambos figuras emblemáticas en el cuidado de la salud en Tabasco. El ejemplo de estos hombres, recordados y admirados por su integridad y profundo conocimiento, han sido luceros en su camino de la misión de mantener viva la esencia de su labor, mientras busca siempre nuevas formas de mejorar y adaptarse.
La decisión de asumir un rol de liderazgo no surgió únicamente de la necesidad, sino también de un deseo profundo de hacer una diferencia tangible en la sociedad.
Para ella, emprender no se trata solo de manejar un negocio, sino de contribuir de manera significativa al bienestar colectivo. “Quería demostrar que, con esfuerzo y perseverancia, es posible lograr grandes cosas,” comparte.
Este deseo de cambio, combinado con su determinación de aplicar sus habilidades en un proyecto que le exigiera aprendizaje constante, fue lo que la motivó a dar ese primer paso decisivo en su carrera como líder.
Comentarios